© Valmir Michelon

Soy del sur de Brasil, donde se come la mejor carne de res, hace frío y el viento silba en los rincones. Nací en una casa donde no había libros. Como soy hijo de jockey, mi debilidad era conversar con los caballos. Me siento a gusto sabiéndome pariente de seres que, por tener cuatro patas, no se contentan con un mismo lugar. Como mi padre murió cuando yo era niño, y no tenía un caballo que fuera mío, la lectura se convirtió en mi montura. Sin embargo, no tuve silla de montar: en lo alto de un árbol puse un asiento viejo y, escondido allí, pasaba el día leyendo lo que cayera en mis manos. Desde allá, los libros se convirtieron en cosas nobles para mí, algo semejantes a objetos que uno mantiene apretados en las manos.

    La literatura me salvó de una vida desgraciada y me armó de mundos que no pasaban por donde yo vivía. Por esa época, mi madre hace su incursión. Nunca escribió ni leía libros, pero inventaba historias fantásticas para explicar cosas que desconocía. Un buen ejemplo es la cera con la cual lustraba pisos: era cera que algunos hombres extraían de los oídos de los monos. Creo que mi madre me aguzó el sentido del gusto por la mentira. Junté lo que ella contaba con la mística de los libros y un día escribí un poema mentiroso sobre un loro ruidoso. Con el poema hice un libro que fotocopié para la escuela. El libro quedó colgando de una vara, junto a los trabajos de otros niños. Nunca me leyeron tanto ni me sentí tan escritor como aquella vez.

    A partir de ahí me dediqué al teatro (fui actor), a las caricaturas que publicaba en los periódicos (fui caricaturista). Terminé estudiando letras, una maestría y un doctorado. Me convertí en profesor. A los 19 años me gané el Premio Guimarães Rosa de Radio Francia Internacional en la categoría de cuento, y de nuevo a los 23. Vinieron los libros: tres de cuentos y dos novelas. Y más premios. Mi novela más conocida, A parede no escuro (La pared en la oscuridad), recibió el Premio Sao Paulo de Literatura, y fue traducida al español. Fui profesor de cuento en el curso de formación de escritores de UNISINOS. En 2010 estuve en Nicaragua recogiendo las imágenes que dieron pie a mi novela Terra Avulsa (Tierra suelta). Continúo como profesor, montado en el mismo caballo que conversa conmigo. En la actualidad escribo piezas de teatro.

Derechos Reservados © Feria Internacional del Libro de Guadalajara│Créditos