Nació en Araraquara, SP, Brasil, en 1936. Fue periodista en su ciudad natal y siguió la misma carrera en São Paulo cuando se cambió a esa ciudad, a los 21 años. Trabajó en el periódico Última Hora, después en las revistas Claudia, Realidade, Setenta, Planeta, Ciência e Vida, Lui y finalmente en Vogue. Actualmente escribe una crónica quincenal para el periódico O Estado de S. Paulo. En 1965 lanzó su primer libro Dentes ao Sol (Dientes al Sol) (cuentos). Publicó después 42 libros, entre novelas, cuentos, crónicas, viajes, infantiles y una pieza teatral. Entre los más conocidos están Bebel Que a Cidade Comeu (Bebel que la ciudad comió), Dentes Ao Sol, O Beijo Não Vem da Boca (El beso no viene de la boca), Cadeiras Proibidas (Sillas prohibidas).
La otra novela es Não Verás País Nenhum (No verás país alguno), de 1981, que muestra un Brasil sin árboles, sin agua, los carros inmovilizados congestionando las calles, el caos y la violencia dominando todo. En 2008 ganó el Premio Jabuti, con O Menino que Vendia Palabras (El niño que vendía palabras), considerada la mejor obra de ficción del año. En 2011 lanzó A Morena da Estação (La morena de la estación), crónicas sobre trenes, ferrovías, estaciones. Acaba de publicar Os Olhos Cegos dos Cavalos Loucos (Los ojos ciegos de los caballos locos), emocionante historia que permaneció en su mente por
60 años y gira en torno a su abuelo, con el cual sobrellevó una deuda toda su vida.
Es miembro de la Academia Paulista de Letras, cronista de los periódicos O Estado de São Paulo, Tribuna Impressa, de Araraquara, y Die Zeit, de Múnich. Presenta conferencias -que él llama de conversación cordial- sobre literatura en Brasil, es uno de los mediadores permanentes del periódico Jornada Literária de Passo Fundo, en el estado de Rio Grande do Sul.
Para él, literatura es sueño, pasión, divertimiento, placer, viajes por mundos desconocidos, terapia. Además de escribir disfruta de un buen vino, una buena Margarita, un buen plato, un viaje, una playa desierta, pastel de carne. En su libro O Mel de Ocara (La miel de Ocara) relata las conferencias que dio en todos los estados brasileños, revelando un Brasil que la mayoría desconoce por su extensión y diversidad. Odia a las personas aburridas, conversaciones intelectuales, racionalismos, personas incómodas, detesta a quien habla alto por el celular, odia las aberturas de ventanas dejando entrar viento frío en el autobús o el tren. Hace poco, cuando un periódico insistió mucho, contó el epitafio que quiere sobre su tumba: “Sepan que estoy aquí contra mi voluntad”. |