©Andressa Andrade

 

Fragmento de Abrigo de lana, rayo de sol,
olor a jazmín y vaso de vodka


Las personas deberían callarse más seguido. Hay momentos en que quisiera que todo el mundo cerrara la boca.

   En esos momentos, me gusta desnudarme en público. Bailar, beber. Entonces las personas a mi alrededor paran. Los hombres hablan de mi cuerpo, lo elogian. Nadie más habla de mi madre, de mi padre, de la bebida, de hombres, de noviazgo, de metas, de empleo, de clínicas, de salud, de psiquiatra. Quietos. No estoy segura si realmente hice un streap-tease para los tipos del bar. Nunca estoy segura. No me interesa. Nunca sé con claridad si fue todo alucinación, si soñé o si lo hice realmente. Alucinaciones de borracha. Quizás mi vida entera sea una alucinación de borracha. A nadie le importa, las personas parecen olvidarse.

   Todo el mundo se olvida. Olvídate de todo lo que sabes hasta ahora.

   Uno va viviendo, va olvidando. Hay hechos de los que oíste hablar, cosas que leíste, noticias, lo viste en una película, lo viviste, lo imaginaste. Vas viviendo y confundes las cosas, realidad, imaginación, tropiezas con los dos, te acuestas con uno, le vomitas al otro, repites los procesos. Es así que tienes que hacer, mmm, eso creo. Sé que mi botella de whisky se transformó en una de vodka y sé que estoy vestida. Sé que vomité en el césped y la sensación es de alivio. Sé que mis brazos y piernas apenas aguantan y que me quité los tacos. Llevo los zapatos en la mano y siento el pasto frío y mojado en la planta del pie. Imagina a un tipo de unos veintipico de años. Con esa barba de tres días, pelo desmechado, sonrisa, chaqueta de cuero. Alto, jeans caros y demás. Imagina que él me está esperando en su automóvil.No sé cómo, pero sé que voy a pasar la noche con él. Tomo un trago más de vodka. El trago baja y quema garganta abajo limpiando el gusto del vómito. Que se joda, resaca de vodka es mejor que de whisky.

Traducción de Julia Tomasini

 

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