©Miguel Antonio Chávez

 

Fragmento de Conejo ciego en Surinam

¡M. habló hasta de Bob Marley! Que su muerte a los 36 años por cáncer de melanoma no se debió a la lesión del dedo del pie mientras jugaba fútbol que nunca sanó, sino que alguien de Nuestra Mejor Aliada le dio a Marley un par de botas en las que había un trozo de alambre de cobre recubierto con una sustancia cancerígena que pinchó el pulgar del pie de Marley. ¿O sea que finalmente ya no sería un I shot the sheriff sino que fue un burdo cable de cobre el que le “disparó” a él? ¡Por dios, qué manera de hablar pendejadas!... No, querida B., eso no fue todo, ¡aún hay más!

    La perfecta cerecita a este postre de lo descabellado: también les dijo a las autoridades que ¡esa misma arma, en una versión más sofisticada, habría causado cáncer a los presidentes latinoamericanos de izquierda de los últimos años! Néstor Kirchner, cáncer de colon; Fernando Lugo, cáncer de linfoma; Dilma Rousseff, cáncer de linfoma. Su predecesor, Lula da Silva, cáncer de garganta; Evo Morales, cáncer nasal; Fidel Castro, cáncer de estómago. Que dizque el reportaje no mencionaba a Hugo Chávez porque para aquella fecha aún no se lo habían detectado, ¡pero lo metió dentro del mismo saco “conspirativo” al cáncer que luego cobraría su vida!... ¿Qué podemos concluir de eso, M.? ¿Qué? Hannah Arendt dijo que no hay pensamientos peligrosos sino que el pensamiento en sí mismo es peligroso. Bueno, sí, ¡peligroso en idiotas como este! No puedo seguir, no puedo. Me va a dar una embolia, carajo. Sí, tiene razón, debí pedir el resto de la botella.

   En fin, querida B., ¿por qué le cuento todo esto? Usted sabe muy bien por qué: pese a tener relativamente poco tiempo en Nuestra Organización, ya está muy bien instruida en nuestros valores, lo que buscamos y pretendemos. En Nuestra Organización no creemos en revoluciones ni en las llamadas democracias ejemplares. Hannah Arendt también lo dijo: “el más radical revolucionario se convertirá en conservador el día después de la revolución”.

 

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