Fragmento de Conejo ciego en Surinam
¡M. habló hasta de Bob Marley! Que su muerte a los 36 años por cáncer de
melanoma no se debió a la lesión del dedo del pie mientras jugaba fútbol que
nunca sanó, sino que alguien de Nuestra Mejor Aliada le dio a Marley un par de
botas en las que había un trozo de alambre de cobre recubierto con una sustancia
cancerígena que pinchó el pulgar del pie de Marley. ¿O sea que finalmente ya no
sería un I shot the sheriff sino que fue un burdo cable de cobre el que le “disparó”
a él? ¡Por dios, qué manera de hablar pendejadas!... No, querida B., eso no fue
todo, ¡aún hay más!
La perfecta cerecita a este postre de lo descabellado: también les dijo a las
autoridades que ¡esa misma arma, en una versión más sofisticada, habría causado
cáncer a los presidentes latinoamericanos de izquierda de los últimos años! Néstor
Kirchner, cáncer de colon; Fernando Lugo, cáncer de linfoma; Dilma Rousseff, cáncer
de linfoma. Su predecesor, Lula da Silva, cáncer de garganta; Evo Morales, cáncer
nasal; Fidel Castro, cáncer de estómago. Que dizque el reportaje no mencionaba
a Hugo Chávez porque para aquella fecha aún no se lo habían detectado, ¡pero
lo metió dentro del mismo saco “conspirativo” al cáncer que luego cobraría su
vida!... ¿Qué podemos concluir de eso, M.? ¿Qué? Hannah Arendt dijo que no hay
pensamientos peligrosos sino que el pensamiento en sí mismo es peligroso. Bueno,
sí, ¡peligroso en idiotas como este! No puedo seguir, no puedo. Me va a dar una
embolia, carajo. Sí, tiene razón, debí pedir el resto de la botella.
En fin, querida B., ¿por qué le cuento todo esto? Usted sabe muy bien por
qué: pese a tener relativamente poco tiempo en Nuestra Organización, ya está
muy bien instruida en nuestros valores, lo que buscamos y pretendemos. En
Nuestra Organización no creemos en revoluciones ni en las llamadas democracias
ejemplares. Hannah Arendt también lo dijo: “el más radical revolucionario se
convertirá en conservador el día después de la revolución”.
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