Fragmento de El hombre que no fue Jueves
“Serendipity”(serendipia en español) es una palabra inglesa que le da nombre a
un fenómeno que es también uno de los mayores motivos de felicidad y asombro
de la especie humana: cuando uno encuentra algo maravilloso que no estaba
buscando. Cuando al acecho de otra cosa, o ni siquiera, nos salta por delante
un tesoro, un poema, un libro que no esperábamos, un amor, una nueva palabra.
Cuando nos metemos la mano al bolsillo para coger una llave y aparece un billete.
Eso.
Fue Horace Walpole, un exquisito aristócrata londinense, quizás el mejor
conversador de su época –y no es poca cosa: el siglo XVIII fue el siglo de la
conversación–, quien acuñó la palabra por primera vez en una carta de enero
de 1754 a su amigo Horace Mann. Allí le contaba de un hallazgo inesperado
que había hecho en un cuadro, y le daba ese nombre: Serendipity: una “palabra
expresiva” que consiste en hacer descubrimientos, “por accidente o astucia”, de
cosas que no se buscaban.
¿De dónde obtuvo Walpole la idea para sacarse esa palabra de la manga,
esa palabra sonora y mágica? Lo dice también en su carta para ilustrar mejor
la definición: la obtuvo de un cuentico que una vez leyó, Los tres príncipes de
Serendip: la historia de tres hermanos que eran herederos de ese reino (hoy Sri
Lanka), y fueron enviados por su padre a rodar por el mundo. Y en cada lugar al
que llegaban buscando una cosa en particular, descubrían otra muchísimo más
interesante y feliz. Otra cosa inesperada y mejor. También lo dice Walpole en su
carta: la clave de la serendipia, su magia, está en el golpe de suerte. En la sorpresa
y en la dicha accidental. “Ningún descubrimiento de cosas que uno estuviera
buscando ya entra en esta definición…”, aclara. Conozco muchas explicaciones de
lo que es Serendipity, incluso un estudio magnífico que hizo el gran Darío Achury
Valenzuela. Pero la mejor me la dio Felipe Ossa, citada por el profesor Sutcliffe en
sus investigaciones sobre el calcio florentino: “Serendipity es buscar una aguja en
un pajar y encontrarse con la hija del molinero, desnuda”.
|