Guadalajara, Jalisco, a 03 de diciembre de 2024
"La primera fake news de la historia es el machismo"
La acalorada charla de tres investigadoras feministas demostró que la lucha contra la violencia de género y la desigualdad no ha terminado, y no debe detenerse
Como parte del programa FIL Pensamiento de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Voces inquebrantables: Voces por la equidad de género, se llevó a cabo la mesa “Las mujeres en un mundo de violencia machista”, ante un foro lleno por una audiencia reunida para escuchar las reflexiones de tres especialistas que han realizado su apuesta para visibilizar y luchar contra la violencia de género: Nuria Varela, periodista española y asesora del Consejo de Brecha de Género del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones; Marina Castañeda, autora mexicana conocida por La experiencia homosexual —que por razones de salud se sumó a través de una videollamada—; y Rita Segato, la que recibió más aplausos y entusiasmo por parte del público, escritora, antropóloga y activista feminista argentina.
Mientras las invitadas tomaban sus lugares, en las bocinas del recinto se escuchó “Canción sin miedo”, de Vivir Quintana, uno de los recientes himnos feministas, hasta que Patricia Rosas Chávez, moderadora, comenzó la conversación. Para cederle la palabra a Marina Castañeda, mencionó un dato sobre violencia machista: si cada diez minutos matan a una mujer, “al terminar esta jornada habrá 18 asesinadas”. Castañeda dijo que desde su punto de vista como psicoterapeuta, y como alguien que estudió literatura, “lo que me interesa es lo que subyace en la violencia machista, y por qué existe”. Luego de haber explorado los actos de violencia contra la mujer en la vida cotidiana, esos que luego hacen que la gente se pregunte “¿cuál machismo?”, de tan normalizados que están, en su libro Machismos invisibles mencionó la importancia de que el feminismo comience a enfocarse en lo que sucede con los hombres, y las relaciones que están creando con el mundo.
Desde su punto de vista como psicoterapeuta y estudiante de literatura, lo que le interesa a Marina es lo que subyace en la violencia machista, y por qué existe. En su libro Machismos invisibles explora esos actos en la vida cotidiana que le dan pie a que se dañe a las mujeres, como en la comunicación: cómo los hombres ocultan a las mujeres, o por qué en un mundo machista las mujeres saben más de las cosas “que importan: el dinero, la tecnología”, y asumen una postura de superioridad que a todos les parece natural. Por ejemplo, dijo, luego de entrevistar a más de cien mujeres “me dijeron que cuando ellas manejan, el compa les grita tanto que mejor no manejan”.
¿En realidad les está yendo mejor a las mujeres en nuestra época? Nuria Varela, quien se disculpó por su voz ronca, piensa que no realmente, porque en las élites de poder se nota una disminución de su presencia. “A inicio del año pasado había 37 mujeres al frente de los países; para noviembre de 2023 eran 28”. Aunque reconoció la importancia de que la Universidad de Guadalajara acaba de elegir a su primera rectora, y al mismo tiempo que México tiene a su primera presidenta, “los datos globales indican que hay menos mujeres en la toma de decisiones”. También expresó su preocupación por el hecho de que a la sociedad le cuesta entender lo que significa esta ausencia. “¿Deberían votar los hombres?”, preguntó retóricamente para probar cómo parece un absurdo que alguien se atreva a cuestionar si deberían tener este derecho que a las mujeres se les negó durante mucho tiempo. “La primera fake news de la historia es el machismo, porque les dijeron a los hombres que eran mejores que las mujeres… y se la creyeron”. Y relacionó la proliferación del discurso machista como el comienzo de otros supremacistas para despreciar la orientación sexual, la religión, la identificación de género o lugar de origen.
Muy a su estilo, Rita Segato señaló, cuando se le preguntó sobre las pedagogías de la crueldad que ha desarrollado en su obra: “Voy a empezar desobedeciendo”, y ahondó en cómo se construyen las masculinidades, según lo que ha investigado en su trabajo antropológico, sobre todo en América Latina. “Soy feminista, pero hablo mucho de las masculinidades”, sobre todo en por qué violan, por qué el crimen organizado los recluta y por qué les importa más en pensar cómo será su funeral; “es el mandato de masculinidad” que les reduce diez años su expectativa de vida, “es una estupidez; ser hombre es una estupidez”, a lo que las personas respondieron con un aplauso.
En ese momento, Patricia Rosas declaró que el tiempo es tirano y había que comenzar a cerrar la charla. Como comentarios finales, Marina indicó que más que tomar una postura de ataque, de ofensiva, “más bien las mujeres tenemos que protegernos entre nosotras”, porque en las épocas de conflicto a las mujeres se les sacrifica.
Nuria, por su parte, destacó que “en el feminismo no hay relevo generacional, porque de aquí no se va nadie y lo que podemos hacer es trabajar juntas”, pues ver el entusiasmo de las más jóvenes la contagia de esperanza. Sin embargo, enfatizó, es fundamental convertir en políticas públicas toda la teoría y lo que ya saben. “Tenemos un corpus intelectual importante”, dijo, pero todavía no está aterrizado a que lo que se necesita y lo que se pide que realmente suceda.
“Carezco de tanta fe estatal”, sentenció Rita cuando llegó su turno. Según su experiencia, concentrarse “en legislación y políticas públicas no ha sido suficiente”, y por eso hay que tomar acciones desde fuera, para estar cara a cara con lo que ocurre en el mundo. También dijo que no apoya al feminismo que comenzó a decir que las personas trans no pueden ser parte del movimiento, porque “el momento más importante del feminismo es cuando cuestionamos el determinismo biológico”, y hasta los textos de los antropólogos más clásicos han dicho que la transitividad de género era una práctica común en los pueblos originarios, hasta que llegó la civilización europea a otros continentes.
La charla hubiera durado más minutos, sobre todo porque Nuria Varela quiso agregar al comentario de Rita acerca de por qué no le interesa trabajar con legislaciones o políticas públicas, pero el programa tenía que seguir avanzando, aunque todavía hubo oportunidad de escuchar un llamado de Varela a dejar de pelear, sino más bien a trabajar juntas y discutir puntos de vista o diferencias. La guitarra de Vivir Quintana volvió a sonar en las bocinas cuando se cerraron los micrófonos.
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